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El estudiante mexicano Nestor Santos fue el primer alumno de su promoción (2017) en la especialidad mecatrónica del INSA de Estrasburgo. Oriundo de Ciudad Juárez, ciudad que está en la frontera norte de México. En el año 2015 obtuvo una licenciatura de ingeniería mecatrónica en la Universidad Autónoma de Ciudad Juárez, enseguida obtuvo una beca para continuar estudios de Master en Francia. Dicha beca la obtuvo en el marco de un programa de becas de su universidad con la red n+i, que es un consorcio de 50 Grandes Escuelas de ingenieros francesas entre las cuales se encuentra el INSA de Estrasburgo. Esta red ha elaborado un programa completo (itinerario de éxito) para apoyar a los estudiantes en ciencias  y en ingeniería y a los ingenieros recién graduados que desean completar su formación en Francia por medio de un Master o por estudios de doctorado:  https://www.nplusi.com/fr. 

Le hemos hecho algunas preguntas sobre su experiencia de movilidad internacional.

Le deseamos a Nestor mucha suerte en sus proyectos.

A la derecha de pie : Nestor Santos con el equipo cigüeña INSA Estrasburgo y Renaud Kiefer, docente-investigador, responsable del proyecto « drônes » a la izquierda de pie

¿Por qué decidiste continuar tus estudios en Francia y obtener el diploma de ingeniero francés?

En el año escolar 2012 – 2013, fui uno de los seleccionados para participar en el programa MEXFITEC que permite a estudiantes mexicanos realizar un intercambio académico durante un año en alguna de las escuelas de ingeniería en Francia. En mi caso, yo realicé mi estancia en el INSA de Lyon, dentro del departamento de ingeniería eléctrica. Mi experiencia durante ese año fue muy enriquecedora a nivel académico, cultural y personal. Así que luego de regresar a México me quede con la idea de poder regresar algún día. Ya desde antes había planeado continuar mis estudios hasta obtener el grado de maestría. Fue entonces que la idea de obtener el diploma de ingeniero francés se convirtió en una de mis mejores opciones, que luego visualicé como una meta. En México, tener un diploma en el extranjero es bien reconocido ya que es una forma de probar tus habilidades de adaptación a nuevos ambientes y formas de trabajar.

En el año 2014, un representante de la red n+i estuvo en mi universidad para presentar dicho organismo. Ahí explicó cómo podía postular mi candidatura a diferentes programas académicos de ingeniería en Francia mediante la creación de un expediente en línea en su sitio web. Meses más tarde completé mi expediente n+i y fue así que recibí la aceptación para formar parte del INSA de Strasbourg en la especialidad de mecatrónica.

¿Cuándo comenzaste a aprender el idioma francés? ¿Tuviste problemas con el idioma llegando a Francia?

Empecé a estudiar el francés en el año 2011, un año antes de venir a Francia por primera vez. El francés tiene muchas palabras similares con el español, así que no fue muy difícil comenzar a estudiarlo. Sin embargo, cuando llegué a Francia me di cuenta que me faltaba mucho por practicar. Desde el primer día me di cuenta que mis profesores de francés en México me habían estado hablando a un ritmo lento para que entendiéra mejor, así que yo sentía que aquí las personas hablaban muy rápido. Afortunadamente, las primeras seis semanas del programa de intercambio estuve viviendo con una familia francesa y estudiaba francés en una escuela de idiomas en Vichy. Eso me permitió mejorar bastante mi nivel de francés antes de comenzar con los cursos de ingeniería en INSA de Lyon.

Cuando regresé a Francia por segunda vez todo fue más fácil. Si bien había perdido un poco la práctica, no me tomó mucho tiempo volver a alcanzar el nivel que tenía. Además, creo que esta vez mejoré aún más gracias a que me integré mejor con mis compañeros en clases y mi estancia ahora fue de dos años.

 

¿Cómo se desarrolló tu integración con los estudiantes del INSA de Strasbourg?

La verdad es que  no tuve muchos problemas para integrarme con mis compañeros, gracias a que siempre fueron muy amables conmigo desde el inicio. Sinceramente, yo no me esperaba que fuera ser así. Yo soy un poco tímido; por otra parte tenía la idea que las personas aquí eran más cerradas. Durante mi intercambio académico en el INSA de Lyon fue muy difícil poder integrarme. Ahora sé que quizá fui yo quien no hizo el esfuerzo de acercarme más con ellos. En aquella ocasión no venía sólo, sino que formaba parte de un grupo de alrededor 15 mexicanos y 5 estábamos en la misma clase, así que de algún modo siempre estuvimos en una zona de confort entre nosotros.

Esta vez llegué a Strasbourg sin conocer a nadie, pero desde el primer día mis compañeros me hicieron sentir que ya formaba parte de su grupo. Hoy me gustaría expresarles todo mi agradecimiento. Recuerdo que cuando llegué tenía que elegir uno de los proyectos semestrales de grupo y todos los equipos se presentaron conmigo y me explicaron de qué trataban sus proyectos para que pudiera elegir más fácilmente. Elegí trabajar con un proyecto sobre drones y rápido me integré con el equipo. El primer semestre mis compañeros me ayudaron mucho. Por ejemplo, una compañera me ayudaba a corregir la ortografía y la sintaxis de mis reportes. Antes de los exámenes, me quedaba a estudiar por las tardes con algunos de mis compañeros, y así fue como aprendí que una buena forma de estudiar era respondiendo los exámenes de años pasados. Cuando había que formar equipos para los trabajos prácticos, nunca tuve problema pues incluso ellos tomaban la iniciativa de integrarme en sus equipos. Hoy puedo decir que hice grandes amigos aquí en el INSA de Strasbourg, con quienes compartí momentos muy gratos y quienes se convirtieron para mí en una familia en Francia.

¿En qué medida esta experiencia te ha sido benéfica?

Sin duda esta experiencia me ha permitió crecer en muchos aspectos, no sólo académicos. En un inicio fue difícil pues, como dije antes, llegué a Francia sin conocer a nadie, pero creo que eso me permitió crecer personalmente. Siempre es difícil alejarte de tu familia y amigos, y en mi caso también de mi pareja. Sin embargo siempre me estuvieron apoyando desde México. Así aprendí a valorar los pequeños detalles de los cuales a veces no prestamos importancia. De un punto de vista profesional, estar aquí también me permitió adquirir nuevas experiencias y conocer un ambiente de trabajo un poco diferente. Tuve la oportunidad de trabajar con una empresa francesa, Axilum Robotics, y contribuir a mejorar uno de sus robots que sirve para la asistencia en la estimulación magnética transcraneana. También tuve la oportunidad de participar en un proyecto de investigación sobre la temática de drones con el laboratorio ICube de Strasbourg.

¿La forma de enseñar es diferente que en México?

Sí, esa es una de las cosas a las cuales es difícil acostumbrarse al principio. En México, o por lo menos en muchas de las universidades que conozco, cada materia es impartida por un solo profesor con quien al mismo tiempo aprendemos la teoría, realizamos ejercicios y trabajos prácticos. Aquí, estas actividades son bien separadas y no precisamente el mismo profesor está a cargo de ellas: están los cursos magistrales (CM), los trabajos dirigidos (TD) y los trabajos prácticos (TP). Otra de las cosas diferentes es que aquí todos en la generación llevamos la misma carga de materias por semestre y el mismo horario. En México, cada quien es libre de elegir la materias que cursará en el semestre y elegir entre diferentes horarios y profesores.

Tu universidad de origen…

La Universidad Autónoma de Ciudad Juárez es una de las grandes universidades del norte de México. Está compuesta por cuatro institutitos: el Instituto de Ingeniería y Tecnología, el Instituto de Ciencias Sociales y Administración, el Instituto de Ciencias Biomédicas y el Instituto de Arquitectura Diseño y Arte. De esta manera, la universidad propone una variada oferta académica. No estoy seguro si alguna vez estudiantes franceses hayan ido de intercambio a mi universidad pero estoy seguro que tienen las puertas abiertas para todo el mundo.

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